Las intoxicaciones por alimentos son muy frecuentes y muchas veces, más de las que creemos, el problema se origina en la cocina.
Extremando las precauciones de higiene y adoptando buenos hábitos al manipular los alimentos (en la compra, en la conservación, al cocinar...), podemos minimizar este riesgo.
- En la despensa: Alejar los alimentos de fuentes de calor. Evitar que estén en contacto con el suelo. Ordenar los alimentos, de forma que los más antiguos, con fecha de caducidad más cercana, sean más accesibles.
- En el frigorífico: Mantenerlo bien limpio (lavar con agua y jabón antes de meter la compra semanal). Evitar la acumulación de hielo (que también perjudica al funcionamiento del aparato). Envolver los alimentos o guardarlos en recipientes cerrados, para que no contaminen unos a otros. Identificar la comida congelada con etiquetas y poner la fecha para usar antes los más antiguos.